Preguntar por un sin papeles, interesarse en saber si se encuentra bien o mal y preocuparse por su futuro es delito en Francia a los ojos del Gobierno. Eso cabe deducir del rocambolesco incidente ocurrido en las pistas del aeropuerto de Paris-Roissy el martes de la semana pasada. Tres filósofos, que se inquietaron por dos personas esposadas y deportadas (los sin papeles), acabaron detenidos, investigados y, al menos uno de ellos procesado.
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