Un problema asociado a esta técnica es que se necesitan 200 imágenes de cada fotograma desde 200 puntos de vista diferentes para recrear el objeto. Eso deja a los píxeles direccionales como patrimonio exclusivo de los gráficos tridimensionales generados por ordenador. A menos, claro, que se encuentre la forma de grabar una película mediante 200 drones equipados con cámaras.
Un paso intermedio sería grabar imágenes reales con varias cámaras, un número reducido de éstas, y usar esas imágenes para hacer una reconstrucción 3D en un ordenador que, después sí, generase esos 200 puntos de vista para su emisión en formato holográfico.
Un paso intermedio sería grabar imágenes reales con varias cámaras, un número reducido de éstas, y usar esas imágenes para hacer una reconstrucción 3D en un ordenador que, después sí, generase esos 200 puntos de vista para su emisión en formato holográfico.