Los hechos ocurrieron el 22 de julio, cuando los padres de la niña la llevaron al dispensario con fiebre alta y fuertes convulsiones. Según la recepcionista, que carece de conocimientos médicos, en un primer momento fue ella quien impidió que los doctores visitaran a la pequeña porque no le pareció que su estado fuese tan grave. Sin embargo, derivó a los padres al Hospital del Mar, del que depende Perecamps, alegando que allí les atenderían más rápido.
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