La lista de agravios del nacionalismo y del catalanismo respecto al Estado se ha basado siempre en cuatro grandes cuestiones: la financiación de Cataluña; la lengua, cultura y proyección exterior catalanas; las infraestructuras; y los choques con el Estado respecto a las competencias en ámbitos que van des de la atención a la dependencia hasta la gestión de las becas universitarias. En 2015 el Govern de Artur Mas publicó una recopilación de agravios llamada 'Crónica de una ofensiva premeditada', título que ilustra la percepción del nacionalismo
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lloroartículo, porque no parece que con esas ínfulas vayan a convencer a las 3/5 partes del congreso y el senado que hacen falta para esoPara que luego digan que sentarse a negociar las cosas no es bueno.
Mientras estaban Junts y el PP no movian un dedo por Cataluña.
El problema de los catalanistas es que creen que toda España es tan lerda como para creerse la propaganda y figurarse a Madrid como el gran enemigo. Yo tengo muy claro qué es lo que tengo que quejarme de Madrid, y también tengo muy clara la actitud que debo tener ante el arsenal de engaños y disparates que se fabrican continuamente en Barcelona. Para agravios, los míos.
Vaya tela.
El respeto de un catalán hacia los bienes ajenos es ejemplar jamás pedirá algo que no crea
merezca. Por eso se relajo en pedir algo parecido al concierto Vasco cuando tuvo la ocasión de hacerlo en la transición, se lo ofrecieron y lo rechazo.
Han pasado los años y España ha progresado bajo un reinado que promulga la cohesión y la solidaridad entre todos los españoles dentro del respeto a la ley y la constitución de 1978.
Los catalanes deben aprender a perder no siempre se gana y como no aceptamos en su día algo Vasco pues tenemos que conformarnos con nuestra lengua nuestra cultura y nuestra capacidad de seguir siendo catalanes.
Coesion y solidaridad los cojones, la tostada siempre cae por el lado de la mermelada.
Això venia a dir.
Y, naturalmente, tras el poder económico iba el resto. Las dos dictaduras que España tuvo en el siglo XX fueron financiadas en buena medida por capital catalán, pero la desvergüenza del catalanismo es tal que pretenden ser sus víctimas.