"Moscú se ha convertido en una ciudad muy peligrosa para perros y gatos errantes. Los persiguen los sin papeles de Corea del Norte, Vietnam y las antiguas repúblicas asiáticas de la URSS, para conseguir así comida gratis", afirma el director del centro Vita para la defensa de los derechos de los animales, con sede en Moscú. Las autoridades rusas al parecer no tienen prisa por tomar las denuncias demasiado en serio. La pena máxima por maltratar a los animales es un año de trabajo correccional. Pero, en la práctica, nunca se llega a tal extremo.
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