En Italia la escudería Ferrari es casi una cuestión de estado. El color rojo de los bólidos de Il Cavallino deslumbra de tal manera que sus seguidores en el país que gobierna con mano firme Silvio Berlusconi se cuentan por muchos millones. Por eso, el bajo rendimiento del vigente campeón mundial Kimi Raikkonen ha desatado un torrente de críticas. La prensa se ha echado sobre el piloto finlandés, al que han calificado como "una pálida versión del piloto que era".
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