Hay jefes que, literalmente, te pueden poner enfermo. Son los que no tienen en consideración a sus empleados, los que no los motivan y no los estimulan intelectualmente. Nada que ver con los buenos líderes que, tal y como acaba de reconocer un nuevo estudio, logran aumentar la satisfacción de sus subordinados en el trabajo y contribuyen a que se sientan mejor en general y no se pongan malos.
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