(...) Ni colores maravillosos y una utopía liberal que dibujan algunos en la estela que dejó el 8 N ni el fin de los tiempos cuyos responsables son los liberales enfrentados y escupiéndose el asado unos a otros mientras el populismo les devora. Mi modesta opinión es que no es necesario una conglomeración central de liberales, y la variedad al mediano plazo relaciona a los allegados a uno con todos los demás, a los lectores u oyentes de uno con algún grado de compromiso con las libertades individuales y la propiedad privada y gradualmente hace
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