En las escuelas de la capital del Baix Camp ayer no se hablaba de otra cosa. "Parece que somos el país de los experimentos", advirtió Represa. Lo que sí han probado en los centros reusenses es la concentración en unas pocas escuelas de elevados índices de inmigrantes. En una aula de P3 del Pompeu Fabra, 19 de los 25 alumnos son inmigrante. "Ni los niños entienden a la maestra, ni la maestra a los niños", razona su director, Josep Graell. Necesitarán un par de años para aprender a comunicarse con fluidez, añade.
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