La violencia racista desatada por grupos juveniles derechistas de Cochabamba no ha sido expuesta por las agencias noticiosas internacionales. Es el escenario de una pesadilla, un regreso a la represión indígena de la conquista española, una demostración de que las profundas divisiones generadas por aquélla siguen vigentes en la Bolivia de hoy. Los indígenas están despertando y exigen sus derechos. Cabe esperar que la elite "blanca" permita que estos graves conflictos se solucionen a través de los mecanismos de la democracia.
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