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¿Manipulación o mala praxis? Los estudios financiados por el Gobierno

(*NOTA: el artículo está editado en la parte que hablo del aumento de denuncias en un 54%)

Antes de pasar al análisis me gustaría indicar que no realizo esto por algún de tipo de inquina personal contra el Gobierno, sino porque creo que, como ciudadanos, debemos tener algo de dignidad y no permitir que nuestros gobernantes realicen políticas basadas en lo que vamos a ver a continuación. Esto no va de ser de derechas ni de izquierdas, sino de tener un mínimo de dignidad y exigir a nuestros gobernantes un mínimo de seriedad.

Se ha publicado el informe Noches seguras para todas financiado por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. Voy a analizar lo que dice este informe para que el lector pueda valorar por sí mismo si los datos y aseveraciones que en él se ofrecen son racionales o irracionales, honestos o manipuladores, acertados o errados. De un tiempo a esta parte el Gobierno lleva recibiendo duras críticas por los estudios que subvenciona, a través de los distintos ministerios, en los temas que atañen a la mujer y sus problemas. Las voces acusadoras suelen argumentar que estos estudios no son válidos debido a estar plagados de errores y/o datos sesgados, o por estar “cocinados” ad hoc para obtener el resultado buscado. Que el lector saque sus propias conclusiones con respecto a estas críticas.

Comienza el informe:

Las fuentes del Ministerio del Interior, que realiza balances anuales sobre las infracciones penales registradas en el territorio español, apuntan que en el año 2018 se produjeron alrededor de 13.811 delitos de carácter sexual, un 18,1% más que en 2017, año en que hubo 11.692. Según el Informe sobre delitos contra la libertad e indemnidad sexual 2017 desde el año 2013, cuando se registraron 8.923 hechos relacionados con delitos sexuales, el número ha ido aumentando.

Si el lector se fija en los datos que nos da el informe, en el año 2013 se registraron 8.923 delitos sexuales, y en el año 2018, 13.811. Si vamos al INE, al 2018, delitos sexuales:

Informe Noches seguras para todas:

 

Datos del INE:

Informe Noches seguras para todas:

Lo que sospecho que aquí ha ocurrido es que, esos 13.811 delitos que dicen que se han cometido, no son delitos, sino denuncias. Si vamos al informe del Ministerio del interior que citan, vemos que, en realidad, son 13.782, pero esto son todos los hechos conocidos, no los que acaban en condena. Estos últimos son los que dice el INE: 2.342

 Aquí vemos cómo de los 13.782, 8.288 fueron investigados:

Y de los investigados, 2.342 acabaron en condena.

Vamos a suponer que esos datos que se nos dan fuesen válidos.

Conclusiones que se pueden obtener de que en el año 2013 se produjeran 8.923 delitos sexuales y en el 2018 se produjeran 13.811:

Los delitos sexuales han aumentado un 54% en tan solo 5 años luego:

·       Interpretación feminista: vivimos un aumento de las violencias machistas, luego hacen falta más medidas, más leyes y más educación feminista.

·      Interpretación alternativa 1: si es cierto que los delitos sexuales han aumentado, entonces las medidas, leyes y educación feminista que llevan años implantándose a los españoles, lejos de resultar efectivas están agravando el problema en un 54%.

·      Interpretación alternativa 2: se están denunciando más delitos sexuales cada año, pero el número de condenas se mantiene estable. No he podido encontrar el dato exacto porque el INE solo empieza a categorizar los delitos sexuales como los mostrados arriba desde el 2017. Si algún lector conoce el número desde el 2013, estaría genial que lo aportase en los comentarios para poder comparar si han aumentado el número de condenados o se mantiene estable. He podido encontrar esto, pero se refiere a “infracciones” (una condena por delito, por lo que la persona ha podido cometer más de un delito. En la anterior estadística entiendo que son “personas condenadas”):

(Edito esta parte). Si sumamos las infracciones (que no los condenados, esto no puedo saberlo) de la tabla anterior del año 2013, 2018 y 2019, veremos que del 2013 al 2018 se produce un aumento del 11% de las mimas. Como alguien dijo en los comentarios que como la justicia va muy lenta, quizás también debiera tener en cuenta el año 2019, entonces he hecho también el cálculo y tendríamos que se produjo un aumento del 25%. O sea que, rectifico donde dije que las condenas se han mantenido estables, porque, aunque no sé cuáles son las del 2013, intuyo que serán menos que las del 2019, pero reitero que, aún así, la cifra queda lejana al aumento de denuncias del 54%.

Continúan:

el 5º informe Noctámbul@s de la Fundación Salud y Comunidad (FSC), presentado en febrero del 2019, nos advierte de que un 97 % de las españolas han soportado comentarios incómodos de carácter sexual por parte de hombres, un 86 % han recibido insistencias ante sus negativas, un 81% han padecido tocamientos no consentidos, un 44% se han visto acorraladas y un 22% han sido violadas, en dichos contextos.

 Un 22% de las españolas han sido violadas. Si este dato fuese cierto, entonces tendríamos un problema muy grave en España. En realidad lo que dice el 5º informe Noctámbu@s es que:

El 22% de las españolas manifiesta haber sufrido violencia sexual.

El lector puede observar cómo entre paréntesis se cita el estudio del 2014 de la FRA. Voy al estudio y lo que obtengo es lo siguiente:

 Sin embargo, si nos fijamos, veremos que se contabiliza la violencia física y sexual (no solo la sexual). Y además, veremos que de ese porcentaje, un 26% de la violencia física y un 2% de la violencia sexual que recibieron las mujeres fue ejercida por otras mujeres.

 

Quizás, el lector puede pensar que, aunque el informe se haya podido equivocar, un 22% de mujeres que ha sufrido violencia física y/o sexual, es un porcentaje muy alto. Cierto, pero si nos vamos a la Domestic Violence Research (la mayor revisión existente en violencia doméstica), observamos que el 23% de las mujeres y el 19,3% de los hombres dijeron haber sufrido agresiones de su pareja, y el 28,3% de las mujeres y el 21,6% de los hombres, reconocieron haber perpetrado agresiones a su pareja. Por lo tanto, los datos ofrecidos por el estudio que estamos analizando entrarían dentro de los límites normales.

Además de esto, decidí preguntarle a un colega acerca de la metodología que había seguido este estudio y me dijo lo siguiente:

"El cuestionario contiene 31 preguntas y se ha difundido de forma on-line entre los meses de mayo y agosto del 2018". Esto no tiene ninguna validez puesto que ya de por sí sesga la muestra. No tienes más que leer las primeras páginas del informe:
- Sobrerrepresentación de gente de Cataluña (ellos mismos dicen que es porque tienen su sede en Barcelona)
- Sobrerrepresentación de las personas entre 20 y 29 años
En general, en una encuesta no puede ser que responda cualquiera. Si la muestra es autoseleccionada es muy fácil que haya cualquier tipo de sesgo. En este caso, lo más relevante es que una encuesta que ya pone desde el principio que es para conocer "la percepción de violencia sexual de las personas en los espacios de ocio nocturno", pues va a llamar más la atención a gente que tenga alguna experiencia que contar al respecto, mucho más que alguien que no tenga nada especial que contar.
Tal vez (es un decir) resulte que hay más violencia sexual en Cataluña que en el resto de España, y esta gente está cogiendo su encuesta y diciendo que eso vale para afirmar datos sobre cualquier parte de España.

Continúa el estudio:

Según los estudios, las mujeres afrodescendientes y latinas son hipersexualizadas y estereotipadas sexualmente bajo la idea de “mujeres calientes”, sufriendo en mayor medida este tipo de violencia (*violencia sexual).

 Es decir, la causa de que sufran más violencia sexual es que están “hipersexualizadas” bajo la idea de “mujeres calientes”, pero no tiene nada que ver el hecho de que entre los afrodescendientes y los latinos se dan más altos niveles de pobreza y bajos niveles educativos, por ejemplo.

Continúan:

Ante las agresiones sexuales, y por la cultura de la violación predominante en nuestra sociedad, tendemos a enfatizar repetidamente las experiencias de las mujeres, dejando en un segundo plano el análisis y la crítica hacia los varones perpetradores.

 La cultura de la violación:

 

Continúa el informe:

Susan Brownmiller (…) apuntó que la violación es “ni más ni menos que un proceso consciente de intimidación por medio del cual todos los hombres mantienen a todas las mujeres en un estado de temor” (Brownmiller, 1976:5). La coacción sexual y la amenaza constante que sienten las mujeres a ser violadas en el espacio público, fundamentalmente, es un ejercicio deliberado de poder, una declaración de superioridad diseñada para intimidar e inspirar miedo.

 Que el lector saque sus propias conclusiones…

 Continúan:

 (Sobre el acoso sexual) Esto quiere decir que (…) si bien a menudo dicha conducta tiene la forma de acercamiento sexual, su finalidad no es otra que el ejercicio de poder por parte del varón sobre la mujer; y, 3) que cualquier hombre puede acosar sexualmente a una mujer.

 Que el lector saque sus propias conclusiones…

 Continúan:

 Para Davis, la violación no es la consecuencia de la personalidad violenta de un individuo o se trata de un rasgo natural de la masculinidad, sino que se trata del resultado de un sistema basado en la dominación violenta.
Autoras como Catharine Mackinnon han subrayado que lo que se denomina sexualidad es una dinámica de control propia de la dominación masculina, que va desde el espacio íntimo hasta el institucional, y desde una mirada hasta la violación.

Habría que preguntar a los autores del informe, por qué apenas existen las violaciones a mujeres una vez pasados los 50 años… Si fuese por una cuestión de poder únicamente, ¿por qué nunca se eligen a las ancianas como víctimas y casi siempre a las chicas jóvenes?

 Continúan:

Bajo la idea de la liberación sexual que trasgrede toda moral sexual occidental, y que parece igualar a los sexos, las mujeres pasaron a ser objetos sexuales y objetos de consumo ligados al mercado capitalista al servicio del placer masculino.

 

Continúan:

El colectivo Las Mujeres de Boston en su libro Nuestros cuerpos, nuestra vidas, apuntaron que las mujeres son posesiones de los hombres, las cuales son vistas como objetos sexuales pasivos, “listas para que las violen”.

Que el lector saque sus propias conclusiones.

 Continúan:

…en el porno hegemónico donde las mujeres, y cuanto más jóvenes mejor, están absolutamente cosificadas.

 

·      Stormy Daniels, 42 años

·      Riley Reid, 30 años

·      Brandi Love, 48 años

·      Nicole Aniston 34 años

·      Lissa Ann, 49 años

·      Alexis Texas, 36 años

·      Kim Kardashian, 41 años

·      Asa Akira, 35 años

·      Madison Ivy, 32 años

·      Sunny Leone, 40 años

·      Adriana Chechik, 30 años

·      Dani Daniels, 32 años.

…cuanto más jóvenes mejor.

Continúan:

Sabiendo que el 88% de las películas porno más populares contiene violencia física contra la mujer (Bridges, 2010):

 Voy al estudio que cita, que se les ha olvidado citar en la bibliografía, pero entiendo que es este: Aggression and Sexual Behavior in Best-Selling Pornography Videos: A Content Analysis Update y voy a comprobar cuál es esa “violencia física” que citan:

 

El lector puede comprobar cómo algunas de las prácticas que muy probablemente él mismo haya podido realizar en la intimidad con su pareja de manera consentida, se considera agresión física por defecto: un azote en el culo (spanking), coger del pelo (hair pulling), un mordisco (biting), un pellizco (pinching), una arcada al realizar una felación (gagging).

Una nota de Xeno al respecto:

Un dato especialmente relevante a tener en cuenta es que, además, estas escenas se clasificaban de manera binaria en “violentas” y “no violentas”; es decir, que si la mujer se atragantaba UNA VEZ en toda la escena realizando una felación, toda la escena es considerada como violenta.
 Un segundo dato crucial es que el criterio utilizado por los investigadores no excluye los actos autoinflingido. Esto quiere decir que si una actriz se pellizca los pezones a sí misma al comienzo de una escena, de nuevo toda la escena es considerada como porno violento.

 Otra nota de Xeno al respecto:

 El propio estudio cita a otras cifras mucho más bajas que situarían el porno violento en una extrema minoría.

Continúa el estudio:

 Tras el análisis de treinta y tres estudios, se concluyó que la exposición tanto a pornografía violenta, como a no violenta, aumenta la conducta agresiva, incluyendo la perpetración de agresiones violentas (Allen, M., Emmers, T., Gebhardt, L. y Giery, M.A., 1995). No hay duda de que la cosificación sexual fomentada y normalizada por la pornografía desempeña un importante papel en el ejercicio de la violencia sexual contra las mujeres.

 Sin embargo, si vamos a este estudio nos dice que:

 La investigación sugiere que los individuos que puntúan alto en características de riesgo, como hostilidad hacia las mujeres, tienen una mayor tendencia a escoger ser expuestos a pornografía sexualmente violenta y a excitarse sexualmente con ella. (…) Es poco probable que, por sí mismo, cualquier tipo de pornografía ejerza una gran influencia en grandes número de personas. (…) Es probable que los efectos de la pornografía sea importantes para algunos individuos, pero no para otros, y que generen comportamientos únicamente cuando interaccionan con otros factores de riesgo concretos.

 

Es decir, que las personas que emulan las conductas extremas que ven en la pornografía, son aquellas que ya estaban predispuestas a la violencia sexual de antemano y cuyas características personales les atrajeron a ese tipo de pornografía.

Este otro estudio nos dice que:

Este otro estudio nos dice que:

 Este otro estudio nos dice que:

Este otro estudio nos dice que:

Este otro estudio:

 

 Pero según el estudio del Gobierno:

 No hay duda de que la cosificación sexual fomentada y normalizada por la pornografía desempeña un importante papel en el ejercicio de la violencia sexual contra las mujeres.

Continúa el informe:

 Según el Marshal University Women´s Center la cultura de la violación es “el entorno en el cual la violación ostenta una posición preponderante y en el cual la violencia sexual infligida contra la mujer se naturaliza y encuentra justificación tanto en los medios de comunicación como en la cultura popular…”
La cultura de la violación es la manera en que la sociedad se manifiesta hacia la violación y otros tipos de violencia sexual, bajo un prisma de aceptación validado social y culturalmente.
La prevalencia de un discurso social centrado en decirle a las mujeres qué medidas tomar para no ser violadas, en vez de decirles a los hombres que no violen
La cultura de la violación normaliza la violencia sexual como innata a los deseos sexuales, convirtiendo la violencia en erotismo.

 Que el lector saque sus propias conclusiones…, pero que recuerde que según el propio informe:

Es extraordinariamente importante tener una visión clara y fiable del grave problema que supone este tipo de violencia sexual, para poder generar iniciativas e implementar medidas que permitan enfrentarla adecuadamente desde las instituciones.

Comentar al lector que tan solo he analizado 1/4 del documento. Por el momento lo dejaré aquí. Como es muy probable que este análisis pase por Menéame sin pena ni gloria, también es muy probable que no continúe con el resto del documento (salvo que perciba algún interés en los lectores). Por este motivo, me gustaría hacer reflexionar al lector de que estos son el tipo de estudios e informes que se subvencionan desde el Gobierno y en los que se basan nuestros políticos para ejecutar medidas y planes contra las violencias machistas. Como se puede observar, estos informes y estudios suelen estar plagados de numerosos errores metodológicos (sino de manipulaciones descaradas) y una serie de razonamientos que no tienen ni pies ni cabeza.

Espero que este trabajo haya servido para poder hacer hincapié en que tenemos que ser más exigentes y críticos con nuestros políticos y denunciar este tipo de prácticas, que no tienen nada de científico, que terminan guiando sus políticas. Esto no va de ser de izquierdas o de derechas, sino de tener un poco de dignidad, porque esto nos afecta a todos como ciudadanos.