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Un manipulado(r) en acción

Este artículo es una respuesta al artículo "Por qué va a perder Trump las elecciones", escrito por el usuario @Feindesland. Antes de proceder a la lectura de este artículo, os ruego que primero vayáis a leer el suyo. Aquí no vamos a debatir si Trump ganará o no las elecciones de 2020, ni tampoco vamos a debatir por qué Trump ganó las elecciones de 2016. Aquí vamos a centrarnos en el artículo propiamente dicho; primero nos centraremos en describir las falsedades y medio verdades que presenta, para luego proponer varias interpretaciones sobre por qué el usuario siente la necesidad de escribir tales falsedades y medio verdades.

1. Las mentiras.

Sobre la retirada de tropas:

Empecemos por Irak. El artículo que enlaza como prueba de que se están retirando tropas de Irak es en realidad una noticia de El Mundo que explica que sólo se ha ordenado "la retirada inmediata de los funcionarios no esenciales de su embajada en Bagdad". Es decir, que no han retirado tropas, sino funcionarios.

Cuando habla de Afganistán, se le olvida decir que la administración Trump envió 3000 militares más a la región en 2017. La noticia que enlaza como prueba de que se han retirado tropas de Afganistán es en realidad un artículo sobre la "filtración" de un posible plan para la retirada de tropas. En la actualidad no ha cambiado nada; EEUU lleva unos meses negociando con los talibanes, pero la retirada de tropas no forma parte de sus planes, según la AFP.

Con respecto a Siria, se acumulan las medias verdades: se olvida de mencionar los ataques realizados durante la administración Trump (este es sólo un ejemplo), como tambíen se olvida de mencionar que sólo se evacúan la mitad de las tropas americanas, el resto (unos 1000 militares) están destinados a quedarse. Hacia 2020 ese número descenderá hasta los 400 militares, indica Reuters, mostrando de nuevo que los americanos tienen la voluntad de quedarse en la región.

Vamos, que en Oriente Medio todavía van a tener que soportar a los americanos durante un buen rato.

Sobre Corea del Norte:

Feindesland afirma que "se acabaron las chorradas de los misiles" pero el régimen norcoreano ha seguido probando misiles hasta al menos abril de este año, como recoge la BBC.

También afirma que "se llaman y se escriben regularmente" como si de una pareja adolescente se tratara, pero no da ninguna prueba de ello. Lo que sí sabemos es que la cumbre bilateral EEUU-Corea del Norte celebrada en Hanoi en febrero de 2019, acabó abruptamente al segundo día, después de que Estados Unidos se negara a negociar el fin de las sanciones.

A pesar de los actos simbólicos como la reciente visita de Trump a la zona desmilitarizada, la relación de amistad que se intenta pintar entre los dos países es simple y llanamente falsa.

Sobre Venezuela:

Así de buenas a primeras, no tiene pruebas para sustentar la afirmación de que a Trump no le interesa derrocar a Maduro. Es una especulación, y además es más falsa que una moneda de tres euros: la administración Trump ha aprobado sanciones contra Venezuela día sí y día también(página 2, párrafos 2-8.), ha reconocido a Guaidó como presidente de Venezuela y le ha otorgado los beneficios del petróleo venezolano. El propio Trump ha respaldado públicamente a Guaidó y ha comentado varias veces la posibilidad de una intervención armada, o sea, de derrocar a Maduro por la fuerza.

El argumento de Feindesland parece centrarse en la CIA, imputándola a la agencia la voluntad de derrocar a Maduro y haciendo de Trump un tipo que pasaba por ahí y que no tiene la culpa de nada. Esta separación radical entre dos entidades estatales es clásica entre los ideólogos del "Deep State", una teoría que postula que en Estados Unidos hay un estado dentro del estado que es quien realmente tiene las riendas. Más exactamente es una teoría de la conspiración, ya que no tiene ni pies ni cabeza, por la simple razón de que Trump, como jefe del ejecutivo es responsable de la política exterior de Estados Unidos, según la propia constitución de EEUU. La diplomacia exterior está dirigida por Trump, y si bien para algunas cosas como los tratados necesita la aprobación del senado, es él y solo él quien puede autorizar el reconocimiento de Guaidó como presidente.

Sobre Irán:

Un poco de contexto. El artículo se refiere a varios ataques a buques petroleros en el estrecho de Ormuz; Estados Unidos saltó rápidamente diciendo que el ataque había sido realizado por Irán y para demostrarlo publicó una serie de fotos y videos. A pesar de ciertas evidencias que apuntan a la presencia de barcos iraníes durante el ataque, las fotos no son concluyentes y no permiten confirmar que fueron realmente los iraníes quienes atacaron; véase este análisis realizado por Deutsche Welle. Varios países se han negado a respaldar las acusaciones de Estados Unidos, entre ellos los países de la Unión Europea. Sin embargo, parece que a Feindesland le gusta veranear por el estrecho de Ormuz ya que habla como si supiera la verdad y afirma contundentemente que fue un ataque iraní.

Unos días después Irán derribó un dron americano que sobrevolaba aguas internacionales según EEUU, o aguas iraníes según Irán. A los pocos días salió a la luz que Trump había ordenado bombardear Irán pero se desdijo en el último momento al conocer el número de civiles que iban a morir. La única persona que puede ordenar un ataque y luego cancelarlo es el presidente, así que, si bien Feindesland resalta la cancelación y hace hincapié en el lado humanitario de Trump, esto es una media verdad. También hace falta insistir en que fue él mismo quien ordenó el ataque y estaba dispuesto, pues, a desatar una guerra con Irán.

2. Interpretación.

Primera interpretación

A raíz de lo expuesto podemos concluir que el artículo está claramente escrito para realizar propaganda en favor de Trump. Las alabanzas que hace del presidente son burdas y falsas, imputándole méritos que en realidad son falsos y representando así una imagen de Trump como líder benévolo. La conclusión del artículo va también en este sentido. Según Feindesland, si en 2020 Trump pierde las elecciones, él no tendrá la culpa de nada; será por culpa del lobby armamentístico. Esta afirmación tampoco tiene fundamentos ya que como bien indica el usuario @mastermemorex en el artículo original, el presupuesto militar de la administración Trump es el más alto desde la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, Feindesland afirma que Trump es un presidente incomprendido, y el sentido de tales afirmaciones es claro: blindarse contra la autocrítica en un nuevo gesto propagandístico. Personalmente me parece tremendamente irónico ya que es algo que siempre se reprocha a la izquierda.

 A partir de aquí vamos a proponer varias interpretaciones sobre lo que ha impulsado a Feindesland a escribir el artículo. La primera interpretación razonable es que el artículo está escrito por una persona que cree acríticamente en la administración Trump. Feindesland cree que si Maduro sigue vivo no puede ser porque su amado líder no tiene la capacidad suficiente para derrocarlo, o porque Maduro no quiere ser derrocado, no; tiene que ser porque el amado líder en realidad no quiere derrocarlo. Feindesland se cree que el Deep State existe ya que así lo dice el líder, y que este está enzarzado en una épica batalla contra las fuerzas del mal, batalla de la que está saliendo ganador. Si el amado líder dice que Irán atacó a los buques esto pasa a ser una verdad incuestionable, como las armas de destrucción masiva que tenía Sadam. Feindesland tiene memoria selectiva y se olvida de las disputas entre Kim y Trump; él prefiere conservar para siempre la magia de la primera vez.

Sin embargo, esta interpretación no es del todo satisfactoria, ya que el propio Feindesland realiza críticas (tímidas, pero críticas al fin y al cabo) a Trump. Dice que es "el más gilipollas y bocazas de los presidentes americanos" lo cual nos parece una verdad como un templo. Así pues, la segunda interpretación razonable es que el artículo no está escrito por alguien que cree acríticamente en Trump, sino que está escrito por alguien que usa a Trump como un forma de vehicular su propia "agenda", o lo que es lo mismo, sus propias ideas. A pesar de las lamidas de culo, Trump no es el fin, sino un medio para expresar ciertas ideas. Desde este punto de vista cobran sentido dos críticas que el autor realiza hacia dos actores particulares: el lobby armamentístico y los medios progresistas.

Segunda interpretación

A lo largo del artículo Feindesland insinúa que el lobby armamentístico es quien controla la política y las elecciones, y que por culpa de su propio pacifismo, Trump está perdido. La creencia sobre el poder de manipular elecciones del lobby armamentístico constituya la piedra de toque de su artículo, a pesar de ser una creencia sin fundamento alguno. Podemos deducir que en la visión del mundo de Feindesland, es de vital importancia denunciar la existencia de entidades supra-estatales omnipotentes, capaces de imponer sus intereses a toda costa y en contra de los intereses de la población. Esa visión no se deja amedrentar por las contradicciones, como el hecho de que una entidad omnipotente no haya sabido imponer su voluntad al presidente "más gilipollas" de la historia americana. Al contrario, Feindesland se apoya en Trump para insistir en la posibilidad de vencer a ese todopoderoso enemigo en la sombra.

La importancia de la denuncia implica, además, un binarismo que divide a todos los actores en dos campos similares a los del bien y del mal: los que ejercen la dominación, y los que la sufren o luchan contra ella. La crítica que realiza Feindesland de los medios de comunicación se inscribe en este marco conceptual. En el penúltimo párrafo critica no todos los medios, sino sólo aquellos medios "progresistas" y recayendo así en el binarismo que separa los medios de comunicación que difunden la Berdad, de aquellos que solo venden mentiras. En este caso, la Berdad es que el lobby armamentístico quiere tumbar a Trump y que éste ha sido en realidad el presidente más benévolo de la historia americana. Esta visión binaria de la realidad presupone la unidad de intereses de cada bando, es decir, que todos los miembros de un bando comparten los mismos deseos y voluntades. Si Feindesland reserva un párrafo para críticar a los medios de comunicación en un artículo sobre el lobby armamentístico y Donald Trump, es porque éstos comparten los mismo intereses que el lobby armamentístico.

Esta segunda interpretación que acabamos de realizar nos muestra a una persona muy contradictoria. Por un lado, posee la sana preocupación de preservar el ejercicio del poder lejos de entidades anti-democráticas; por otro lado vemos que esta preocupación está llevada al extremo ya que, si bien existen empresas y organizaciones que conspiran para someter el interés común a sus intereses particulares, la argumentación del artículo supone que existe, no una, sino toda una conjunción de entidades que trabajan al unísono para controlar la sociedad, a todos los niveles posibles: político, económico, mediático y social. Como hemos visto, esta creencia extrema está basada en una visión binaria en la cual existen dos bandos, y podemos suponemer que esta fuerza al creyente a interpretar la realidad en términos absolutos. Si Feindesland percibe que una persona pertenece al bando de los buenos, de aquellos que luchan contra las estructuras de dominación, le dará todo su apoyo. El caso de Trump es paradigmático: a pesar de ser el presidente más gilipollas y bocachancla del mundo, su retórica anti-establishment le ha valido un sitio en el campo de los buenos. Esta forma de clasificación provoca obligatoriamente disonancias cognitivas que, para ser evitadas, harán que Feindesland filtre la información de forma cada vez más restrictiva y parcial; en el caso de Trump, eso significa contar las falsedades que hemos refutado. Al poseer una visión extremadamente binaria de la realidad, Feindesland está abocado a una espiral de maniqueísmo.

Esta interpretación nos sugiere que, a pesar de su voluntad de ser crítico con las estructuras de dominación, Feindesland no es capaz de realizar una crítica adaptada y certera de esas mismas estructuras de dominación, ya que su percepción de la realidad no le permite analizar razonablemente la información sin pasarla por un filtro maniqueísta. En el caso de Trump y Venezuela, a pesar de todas las evidencias que hemos mencionado y de la larga historia de intervencionismo de EEUU en América Latina que, tanto la una como la otra, permiten concluir razonablemente que Trump desea derrocar a Maduro (ya sea por la fuerza, mediante sanciones económicas o llamando a los venezolanos a rebelarse); a pesar de toda la información disponible al alcance de unos clicks, Feindesland filtra la realidad y se inventa que Trump no desea el derrocamiento de Maduro. Le imputa esa veleidad al lobby armamentístico, omnipotente pero sin fuerzas contra la resistencia de Trump. Así pues, parafraseando a Umberto Eco, Feindesland está condenado a perder la guerra contra las estructuras de dominación porque es incapaz de evaluar objetivamente las fuerzas del enemigo. No solo es incapaz de comprender el alcance del apoyo a Maduro en la población venezolana, especialmente en las fuerzas militares, sino que también ignora el importante rol de Trump en la dominación americana sobre Venezuela.

Para acabar, no podemos ahondar en el por qué Feindesland posee tales creencias; sin embargo subrayaremos una hipótesis sugerida por diversos estudios, que es que el apoyo a retóricas anti-establishment proviene de un sentimiento de frustración y/o de insatisfacción ante una mala situación personal, económica y socialmente hablando. Esta tesis apunta que la retórica anti-establishment es un recurso de desahogo, gracias al cual Feindesland puede concluir que la causa de su mala situación es que ha sido manipulado; que como venganza por haber sido manipulado él debe trabajar para revelar al mundo la manipulación; que también por venganza, puede apropiarse de la manipulación y utilizarla para sus propios fines. El manipulado aquí se transforma en manipulador.

Desgraciadamente el artículo no contiene datos personales, por lo que no podemos verificar tales elucubraciones.