En un momento aparentemente inadvertido, el micrófono abierto reveló las palabras despectivas de la presentadora: "Es gilipollas". Sin embargo, la conductora cambió con premura su actitud al conectarse con el invitado, mostrándose amable y cordial. La entrevista continuó sin que Oriol pareciera percatarse del desliz de Sonsoles.
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¡Qué majos los de la Vanguardia! Resulta que ahora insultar resulta ser vulnerable...
#5 Claro que no. Se oye claramente que dice que le gustan las ollas.
Por eso los estudios de radio tenían luces enormes cuando tenían los micros abiertos,
No entiendo la relevacia del asunto, más que un fallo profesional. Va a ser que todos los presentes van siempre con la verdad por delante y no dicen burradas de (clientes-pacientes-competencia/profesor) en cuanto dejan de aguantar al imbécil.
De repente apareció hasta en la sopa, justo cuando su padre desapareció de la palestra.
Es su hija.