La imagen, como puede verse sobre estas líneas, habla por sí sola. Una calle de Barcelona en llamas, de noche, y en primer plano un joven repartidor de Uber Eats cabizbajo, con su mochila a la espalda y sobre su bici. La lectura para muchos ha sido la de que representa lo que realmente importa -esa precariedad del trabajador de comida a domicilio- frente a otro tipo de reivindicaciones que suceden de fondo pero que acaparan más atención.
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