Tiene 13 años. No teme al rechazo ni al qué dirán. Mira fijamente los ojos del futuro comprador y habla con la seguridad que le da su amplio léxico. Mueve sus manos mientras enseña los apartes relevantes de los textos y concreta el negocio como el más experto vendedor. “Mi nombre es Miguel. Es posible que a usted no le guste leer, pero si me compra un libro, además de adquirir un buen motivo para comenzar a hacerlo, apoyará a un joven que quiere salir adelante”.
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