En los pueblos de la Andalucía profunda los muertos votan con su silencio sepulcral. Los alcaldes prometen más puestos de trabajo a través de la vía digital del enchufe. Para ello se elige preferentemente a quien tenga muchos hermanos, una familia numerosa que agradezca el regalo con una urna repleta de papeletas. Y si no, se buscan los votos como sea, que de eso saben mucho los caciques de Carboneras. El voto más allá de la muerte puede quitar y poner alcaldes.
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