La policía perseguía un Chevy Monte Carlo por exceso de velocidad en la costa de Alabama. Al alertarle con las sirenas, aceleró más el coche, hasta que chocó. Las cámaras de la policía filmaron entonces la cara de asombro del agente cuando vio que el conductor era una niña de 11 años, visiblemente ebria. Según la policía, el grado de alcohol era suficiente para considerar ebrio a un adulto.
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