A Inés Franco la roba el mismo juez que firma la sentencia de muerte de su padre al que ahora, con 85 años, busca en una fosa común en Álora (Málaga), según denuncia. Cuando se queda viudo, le pidió que se casara con él.
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etiquetas: franquismo , memoria , justicia
Andrés yace inerte. Asesinado a sangre fría, cubierto de tierra. Sin juicio ni defensa. Solo un papel del Juzgado Militar de Álora. Inés queda huérfana. El relato trágico de su vida acaba de empezar. Es la historia reincidente de las víctimas del franquismo. Objetos de usar y tirar para un país, España, garante del olvido.
“Y que devuelvan a mi familia lo robado”
Y este es uno de los motivos por los que la "transición" no existió en España. No hubo compensación, no hubo reintegro, no hubo un cambio de jueces, militares, policías, políticos y otros funcionarios. No se juzgó y condenó a los genocidas. Todo se quedó como estaba, atado y bien atado. Hasta hoy, que dos periódicos marcadamente fascistas dan un apoyo unánime a una asquerosa que dice representar a la izquierda.
www.lamarea.com/2016/12/13/dos-alcaldes-del-pp-presentes-en-el-homenaj
Seres repugnantes.
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Y esas reuniones franquistas deben ser algo clandestinas, porque carteles anunciándolas, al menos yo, no he visto ninguno.
Igual te estás refieriendo a otro Badajoz y yo estoy despistado.
La niña robada por un juez franquista
A Inés Franco la roba el mismo juez que firma la sentencia de muerte de su padre al que ahora, con 85 años, busca en una fosa común en Álora (Málaga), según denuncia. Cuando se queda viudo, le pidió que se casara con él.
01 Mayo 2017
JUAN MIGUEL BAQUERO
redaccion@lamarea.com
A la niña Inés la roba un juez franquista. El mismo que firma la sentencia de muerte de su padre. Se la quedó. Como una cosa más. Como las pocas propiedades de la familia. Inés Franco tenía cinco años. Ahora, con 85, busca los huesos de su padre en una fosa común en Álora (Málaga).
42 nombres y una orden: “Han de ser ejecutados en las primeras horas del día de mañana”. La sentencia, a la que ha tenido acceso La Marea, establece la secuencia. “El encargado del Depósito Municipal entregará a las fuerzas del Ejército Nacional a los reos que se encuentran a mi disposición”. Está firmada por “el Capitán Juez Militar”. Y así se cumple. De madrugada, el 5 de abril de 1937, caen muertos a balazos.
Los fascistas suman aquella noche un puñado de presos más a la ejecución. Las balas atraviesan la carne. Los rebeldes arrojan 60 cuerpos al agujero excavado en el castillo del pueblo. El objetivo queda sellado: silencio e impunidad.
Andrés yace inerte. Asesinado a sangre fría, cubierto de tierra. Sin juicio ni defensa. Solo un papel del Juzgado Militar de Álora. Inés queda huérfana. El relato trágico de su vida acaba de empezar. Es la historia reincidente de las víctimas del franquismo. Objetos de usar y tirar para un país, España, garante del olvido.
“Víctimas del terrorismo de Estado”
80 años tienen que pasar hasta que arranca la búsqueda de los restos óseos de Andrés. Y de José, Cristóbal, Antonio, Francisco, Alonso, Martín… La exhumación en el Castillo de Álora, a cargo de la Dirección General de Memoria Democrática de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, busca “una gran fosa que apunta a una gran saca”, en palabras del director arqueológico de la intervención, Andrés Fernández.
Quizás un par de centenares de personas enterradas a casi metro y medio de profundidad. Entre ellos, Andrés Franco. Lo espera su hija, Inés, la niña robada por un juez franquista. Los padres de Inés eran un hijo de los cuchilleas y una hija de los moñigos. Familias conocidas en el pueblo. Su madre, María Arjona, fallecía en el año 34 y los golpistas siegan la vida de Andrés en el 37. El matrimonio deja tres… » ver todo el comentario
I can't believe it...
Sin pretender responsabilizar a los hijos o los nietos de los actos de sus padres o abuelos, me resulta sorprendente que en España haya gente que ande por la vida luciendo con orgullo apellidos tipo "Vallejo-Nagera", algo impensable en Europa con alguien que se apellidase por ejemplo "Menguele".
Por si quedaba alguna duda de que el tipo era un gusano.
Era amigo de la familia, y según asegura la familia, por el puesto que ostentaba podría haber evitado el fusilamiento de "su amigo" si lo hubiera querido.
“Por favor, no me llevéis que tengo tres niños pequeños”, gritaba Andrés el día que es capturado
Se me hiela la sangre. Qué horror.
PD. Siempre que leo historias de este tipo me da un miedo atroz que nos volvamos de nuevo locos.