Este envío tiene varios votos negativos. Asegúrate antes de menear

"¿Y por qué no lo propone usted?" La gran pregunta que faltó en un debate muy revelador

Hablaba Rufián sobre una serie de medidas de política social y fiscal destinadas a aumentar la recaudación con cargo a los más ricos y dignificar las condiciones de vida de los millones de españoles que lo están pasando peor. Entonces Cayetana le responde preguntándole cómo se atreve a promover medidas para todos los españoles si él quiere romper España. Rufián le contesta diciéndole que ERC es de izquierdas y por eso las proponen y ahí queda la cosa. Pero yo le habría respondido lo siguiente:

"¿Y por qué no las propones tú? Yo soy un malvado separatista que odia a España, pero tú haces gala diaria de tu patriotismo ¿No ves lo kafkiano que resulta que yo proponga medidas para atacar la pobreza, redistribuir la riqueza y mejorar la vida de los españoles y tú las rechaces? ¿No ves lo mal que te deja el hecho de que yo, que teóricamente desprecio a los españoles, me preocupe más por su dignidad que tú, supuesta amante de la patria?".

Fue un debate muy revelador. Cayetana e Inés repitieron el mantra de que el dinero está mejor en el bolsillo de los españoles que en ningún otro sitio. Nadie les replicó que el problema se encuentra en que el bolsillo de los financiadores de Cayetana e Inés tiene el tamaño de Notre Dame, pero el bolsillo del español medio es muy pequeñito y cabe muy poco. Entonces, si dejamos que el dinero se quede en el bolsillo de cada cual, nos encontraremos con que el escaso dinero que ahorrará el currante medio con tal medida no da para garantizar sus necesidades que se sostienen con los servicios públicos. Y los servicios públicos se hundirán porque el dinero con que se mantienen se quedará en los bolsillos ya rebosantes de los amigos de Cayetana e Inés.

Para mí, un factor determinante de la fiabilidad de un político es el número de propuestas que realiza para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y garantizar su dignidad. Cuantos más camelos vacíos meta en su discurso y menos hable de esas medidas concretas, más timador me parecerá. Alguien que dice defender la igualdad entre españoles porque exige la retirada de lazos amarillos y la reducción de competencias de las autonomías, pero que propone medidas destinadas a aumentar aun más la desigualdad entre españoles ricos y españoles pobres...es evidente que no cree en esa igualdad. Creerá en el centralismo o lo usará para tapar sus vergüenzas, pero no cree en la igualdad entre ciudadanos, cuya premisa es la drástica reducción de las desigualdades socioeconómicas.

En cuanto a los representantes de los partidos, la del PSOE era tremendamente floja. Eludía constantemente los envites que le lanzaban Cayetana e Inés, pese a que algunos eran muy fáciles de afrontar. Cayetana, con su gesto de desdén y prepotencia, parecía sacada del casino de la Vetusta que dibujó Galdós en La Regenta. Inés, aunque no de forma tan acusada, me produjo igual rechazo por los mismos motivos (Inés, al igual que Casado o Rivera, es una pija del siglo XXI, y Cayetana una señorona déspota del XIX).

Irene repitió el argumentario de Podemos con esa desagradable manía suya de imitar los gestos y el tono de Iglesias, pareciendo un clon femenino suyo, lo cual le quita mucha credibilidad. También gestionó muy mal el envite que le lanzó Cayetana amenazando con denunciarle por acusarle de hacer apología de la violación, pues en lugar de aclarar sus palabras se limitó a callarse (cuando podría haberle dicho que no le estaba acusando de apología pero sí de frivolizar o relativizar un problema tan grave, así como de mostrar una total falta de sensibilidad hacia las víctimas). Y Rufián no estuvo mal, aunque tuvo algún momento demasiado populista y estridente.

Y el ganador fue, desde mi punto de vista, Aitor. Viendo el debate se entiende por qué el PNV gana elección tras elección en Euskadi. Son gente que basa su credibilidad en mejorar la vida de los vascos. El resto de España les importa poco, y no tienen problema en reconocerlo, pero se preocupan de traer conquista tras conquista a su tierra, ofreciendo hechos en lugar de consignas vacías. Y encima tienen un discurso que, al menos en el debate, parecía el más solvente y razonable, hablando de datos, cifras y políticas concretas con impacto en el bienestar de la población. Ojalá tuviéramos en España una derecha así.