Después de treinta años de experiencia oligárquica, el influyente señor Ramírez cree que ha llegado el momento de preguntarse ¡con conocimiento de causa! qué hemos hecho bien y mal. Sin embargo, a continuación evidencia su desconocimiento del origen de la enfermedad, al prescribir lo que la hace incurable. “Las necesarias rectificaciones ineludiblemente tendrán que ser fruto del consenso”.
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