El estudio era muy sencillo, a todos los paisanos que presentasen un certificado de nacimiento, expedido por la parroquia, en el que constara un apellido alemán le daban cinco pesetas por dejarse tallar y medir el cráneo. Y aquí interviene la picaresca española. Por una pequeña propina el sacristán emitía varios certificados de bautismo, para una misma persona, en el que sólo se modificaba el nombre propio. Una misma persona podía cobrar dos veces (como si fueran mellizos). Una de las conclusiones fue que los partos múltiples eran muy frecuente
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