Nos intentan vender el fin de la privacidad. No existe lugar ni forma de ocultarnos. Somos espiados por nuestros políticos y funcionarios. Pero no todos. Los ricos no. Los que tienen dinero suficiente para esconderse ellos y su cobarde dinero en paraísos fiscales. Islas de ubicación geográfica dudosa, o conocidos blanqueadores de dinero como Mónaco o Gibraltar. Quien sabe, quizá Liberia sea el camino a seguir. Sin recursos navales pero con la mayor flota del mundo.
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