La familia de Neda Agha Soltan -la joven iraní cuya muerte el sábado fue grabada con un teléfono móvil y circuló después por Internet- vive una segunda pesadilla. Según sus vecinos, la policía les ha obligado a marcharse de su apartamento en la calle Meshkini, al este de Teherán. La policía nunca entregó el cuerpo a sus familiares, forzó la cancelación de sus funerales, prohibió cualquier muestra de duelo y la enterró sin que la familia fuese informada.
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