El realojo de tres familias gitanas en el barrio pontevedrés de Monte Porreiro ha convertido la zona en un polvorín. A las protestas de los vecinos se ha unido el gobierno local, integrado por BNG y PSOE, que ha decidido cortarle el agua a los nuevos residentes y paralizar las obras que estos ejecutaban para acondicionar el edificio, deshabitado desde 1986. El Ayuntamiento justifica la medida por el hecho de que los afectados no tenían licencia para los trabajos.
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