Dmitry Kiselev, presentador del canal ruso 1 y el segundo más visto del país, tuvo la sangre fría de decir en directo y en la televisión nacional que “se deben quemar los corazones de los homosexuales una vez muertos”. “Deben ser enterrados en el suelo o quemados, como no aptos para la continuación de la vida”. Más tarde, trató de explicar en una entrevista que solo quería “plantear el debate sobre la donación de órganos” y asegura que no es homófobo, pues tiene “muchos amigos gays”.
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