Desarbolado. Así quedó el PDeCAT tras el Consejo Nacional de este sábado. El fugado Carles Puigdemont y su equipo maniobraron lo suficiente como para finiquitar sobre el papel al partido heredero de Convergència Democràtica, que en su tiempo había sido el mayor partido de Cataluña. Hoy no es ni la sombra de lo que fue. Los pocos millares de militantes entregan ahora sus armas a Puigdemont y aceptan integrarse en una sola estructura bajo las siglas de Junts per Catalunya (JxCAT).
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