Una persona racista es algo bastante distinto a una sociedad racista, que es lo que la gente que protesta en las calles estos días. Una sociedad racista es aquella donde dos personas que nacen en un mismo barrio, en la misma situación familiar, con el mismo nivel de renta tienen una probabilidad considerable de tener trayectorias vitales distintas según su color de piel. ¿Sucede esto en Estados Unidos? Los datos indican que sí, esto es así, y la evidencia empírica en esta dirección es abrumadora.
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www.nytimes.com/roomfordebate/2016/01/28/racial-reparations-and-the-li
Evidencia en otro sentido. La guerra de clases sigue vivita y coleando y los niveles de melanina poco cambian el resultado.
Los datos indican que sí, esto es así, y la evidencia empírica en esta dirección es abrumadora. Raj Chetty, Nathaniel Hendren, Maggie R. Jones, y Sonya R. Porter, en un estudio épico basado en una gigantesca base de datos del censo, demuestran de forma concluyente que la movilidad social está increíblemente marcada por el color de la piel, hasta el punto de que para niños que crecen en familias ricas, la probabilidad de que sigan siendo ricos como adultos es más del doble para chavales blancos que para negros. No importa cuántos indicadores y controles añadas (estructura familiar, resultados educativos, lo que sea) esta diferencia de resultados persiste para negros varones en todos los niveles de renta. La clase social juega un papel, pero el color de piel siempre sigue importando.