Me encantaría creer tanto en Dios como el exministro del interior del PP Fernández Díaz que defendió hace poco en un vídeo que la matanza de indígenas en América fue lo mejor que les había pasado porque, aunque fuera a hostias, descubrieron la verdadera fe. Así como que la sublevación de Franco fuer un acto cristiano. Tan cristiano que el diablo odia España, dijo. Me encantaría quemar iglesias en nombre de Alá. Robar las tierras a los palestinos en nombre de Yahvé. Creer en Dios hasta el ridículo. Y luego decir que me discriminan por creer
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etiquetas: vox , creencias , fé 
Echo de menos el matrimonio concertado. Ni amor romántico (que en el fondo es un calentón) ni tonterías. Esa chica es la que te conviene, así que céntrate y haz que la relación funcione. Abajo todo eso de tener que elegir, divorciarse porque la cosa no funciona, dudar siempre… Es tu mujer y es para toda la vida, así que cuídala. Esfuérzate más porque es lo que hay. ¿No es genial?
Ikea, Amazon y Zara nos introdujeron la semilla de la angustia. Cambia de look cada año, de muebles, acumula más trastos y no pierdas el tiempo cuidando lo que tienes porque es un tiempo que podrías gastar comprando algo nuevo. Unas chanclas de esas que se llevan este verano, una estantería KALLAX, una nueva esposa...
Vivir entre tantas opciones y dudas es desasosegante. Envidio a los que creen que los diez mandamientos o la sharia son la palabra de Dios y son capaces de matar indígenas o infieles en su nombre.
No quiero angustiarme. No quiero elegir. La libertad de elección está sobrevalorada. Elijo no ser libre. Tragarme un cuento cualquiera y vivir a sus órdenes. Tranquilito. El cuento del Dios del amor que ve bien que se mate a los que no creen en Su amor. El cuento de la patria de unos pocos, los de verdad, no del resto de los que viven en ella. El cuento del líder sexy que siempre tiene razón y, como el cerdo con los andares, hasta en sus cuentas en Suiza tiene gracia. Elijo creer en algo hasta el fanatismo. Hasta el cinturón de dinamita. Con esa fe y lealtad. Con ese sentido que otorga la convicción a la vida de una persona, tan pequeñita pero con un objetivo heroico: defender un credo, una bandera, a un iluminado que sabe lo que necesitamos.
Pero no me sale.
Buen aporte.
PD: Cuenta atrás para los equidistantes, nada equidistantes, que vendrán con la monserga de : "Y el fanatismo de izquierdas que?" Que todo sea por el Umbralismo ilustrado.
Y se vota siempre en la misma dirección.
Una puta maravilla.
No les envidio nada. Me dan asco, y vergüenza, que en el siglo XXI estén tan ciegos.
Va a ser que la religión necesita de fanatismo para sustentarse... y los ateos no necesitan de fanatismo porque saben que todo es relativo.
P.D: Después de tragarme otra vez la serie Vikingos, lo que más me ha llamado la atención es que tanto nordicos como cristianos solo utilizan a los dioses para hacer cosas de humanos... y así seguimos once siglos despues. Con ideas de que hago tal cosa porque me lo manda un dios.
Evidentemente, sí.
Las opiniones pueden estar equivocadas y por tanto ser erróneas.
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Fingí ser una persona de ultraderecha, nada difícil teniendo tanto referente en mi familia, fingí profundamente, para convencerme a mi mismo, vivir esa vida y adoptar esa opinión.
Dure unas semanas, cada día más convencido, cada día más sencillo, mi intención era hacerlo durante un mes, pero en un momento determinado, acostumbrado ya a mi rol, le di una mala respuesta a una buena amiga latinoamericana, no me gustó lo que dije, y decidí que el ejercicio debía llegar a su fin.
Descubrí varias cosas, vivir con prejuicios, teniendo un enemigo de opereta al que culpar de todo, hace la vida más sencilla, requiere menos esfuerzo canalizar la frustración, si no la canalizas sobre tu responsabilidad, es una forma de vivir la vida más sencilla y atractiva.
Entiendo que funciona igual con la ultraizquierda, no me engaño en ese sentido.
Todos somos potenciales votantes de VOX o del PCPE, todos tenemos un punto de egoísmo que hace que para vivir de forma más sencilla empezemos a infravalorar a nuestro vecino.
Luego, hacerlo o no, es nuestra decisión.
Misma razón por la que durante décadas no se ha actuado contra el calentamiento global y aún hoy no se hace de forma contundente.
Hay consenso de que existe, pero no hay consenso en cuanto a la velocidad a la que va a ocurrir, o cuales serán exactamente las consecuencias (de forma perfectamente cuantificable).
Los políticos piden cifras exactas y en ese campo es muy complicado, un científico no va a asegurarte al 100% algo sin un estudio serio que lo demuestre. Esa es la puerta a la duda que lleva a la inacción.