Mientras la disminución de la natalidad sigue haciendo mella en la industria del manga, en una calle del distrito de Setagawa, Tokio, la inusual presencia de Rikimaru Toho practicando el mandoku (lectura de manga en público) sigue atrayendo a multitud de curiosos tras cinco años y medio mostrando su arte en las calles. Los transeúntes que pasan cerca de la Estación Shimokitazawa no pueden evitar detenerse para que Toho les dedique una emotiva y pasional lectura de uno de los 70 títulos manga que forman su repertorio.
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