Rizando el rizo de la atomización: de las nuevas opciones políticas y la Ley electoral

En Murcia, la corriente Anticapitalistas de Podemos se ha salido del partido y se va a presentar en coalición con IU para las autonómicas y municipales. Tengo entendido que seguirán esta estrategia en muchos otros sitios pero, a diferencia de lo que pasa en Madrid, en Murcia solamente competirán el viejo Podemos y la coalición entre Anticapitalistas e IU. En Madrid la pugna será entre el Más Madrid de Errejón, el viejo Podemos y la coalición IU-Anticapi.

¿Aumentará este movimiento las expectativas de la izquierda? Por un lado, las guerras internas que han derivado en esta triple ruptura dañaron profundamente la imagen de quienes dirigían Podemos (intrigas, personalismos, negación de la democracia interna, purgas, ataques cainitas...) pero, por otro, han generado tres opciones genuinas, donde el votante que detesta a Iglesias pero adora a Errejón y viceversa (o el que rechaza a los dos porque está aún más a la izquierda o cree en el protagonismo de las bases) puede votar sin taparse la nariz.

El problema está en el porcentaje de votos que obtengan, y ese problema se acentúa profundamente si hablamos de las elecciones generales. La Ley D´Hont, combinada con las numerosísimas circunscripciones electorales españolas, perjudica claramente a los partidos minoritarios y beneficia a los mayoritarios dándoles una gran sobrerrepresentación. El efecto matemático de la Ley D´Hont implica que, cuando la circunscripción es pequeña y hay pocos diputados a elegir, éstos quedan en manos de las dos fuerzas más votadas, y como mucho la tercera fuerza se lleva un diputado "por compasión". Sin embargo, cuando la circunscripción es grande y hay muchos diputados en juego, la Ley D´Hont reparte proporcionalmente los escaños, de forma que el resultado de cada partido es muy cercano al porcentaje de votos obtenido.

En las elecciones autonómicas suele haber circunscripción única (y en las municipales también) con un importante número de diputados en juego. Por tanto, siempre que el partido obtenga entre un 3 y un 5% de los votos (dependiendo de la comunidad autónoma) logrará representación proporcional a los votos obtenidos. De esta forma, si las tres fuerzas nacidas de las guerras en Podemos obtienen ese mínimo, su resultado global puede ser mejor al que lograría la vieja formación. Eso sí, si repiten dicha táctica de cara a las generales, están perdidos, pues en numerosas circunscripciones hace falta tener un 15% o más para lograr un diputado. Cientos de miles de votos se desperdiciarían.

Lo mismo puede decirse de la táctica de la derecha de presentar tres listas (PP, C´s y Vox) formalmente diferentes, teóricamente enfrentadas en el caso de C´s y Vox (aunque no se lo traga nadie) y destinadas a tres tipos de electorado (derecha de toda la vida no asqueada por la corrupción, derecha liberal y derecha nacionalcatólica tradicionalista). A nivel autonómico me temo que les va a permitir arrasar. Pero a nivel de las elecciones generales, si Vox no obtiene un 15% al menos, les va a hacer perder bastantes diputados en las circunscripciones donde hay pocos a elegir.

Veremos en qué queda todo. En mi caso, iba a votar al PACMA pero finalmente me voy a decantar por la coalición Anticapi-IU, ya que la gente más decente de Podemos Murcia que conozco se ha ido ahí, y lo más endogámico y maquiavélico del partido se ha quedado en la dirección regional. Un ejemplo de que la diversificación puede acabar multiplicando los resultados...salvo en las generales.