En Madrid, Cristea V. M., rumano de 32 años, se topó con un grupo de extorsionadores de su país, que, a fuerza de palizas, quisieron doblegarle para que robara bolsos a transeúntes. Aguantó una semana las palizas, pero sucumbió a los deseos de sus agresores cuando éstos le exhibieron fotos sexuales suyas humillantes. Le obligaron a practicarle una felación a uno de ellos. Y fotografiaron la escena. "O haces lo que te digamos o enviamos las fotos a tus padres".
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