Pensando que puede desafiar las leyes fundamentales de la naturaleza, Jaime Romay, un hombre que ha salido de casa corriendo a las 9:15, cree que, de algún modo, puede llegar a la oficina puntual, a las 9:00. “Si me doy un poco de prisa, todavía puedo llegar a tiempo a la oficina, hace un cuarto de hora”,
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