Un sepulturero robó partes humanas, incluyendo un cráneo, de un ataúd roto en el cementerio de una iglesia y se los llevó a casa para hacer un cenicero y una pipa. La policía descubrió el robo el miércoles, cuando fueron al apartamento del sospechoso luego que su esposa se quejara de que su esposo, Keith Chartrand, mató a su perro.
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