Puedes realizar otras acciones, aparentemente más graves pero, ante los ojos de la ley, con menos castigo. Si no quieres terminar con tus huesos en la cárcel, no se te ocurra descargar una canción de Internet, ni intercambiar con conocidos o desconocidos tu música favorita, ni copiar la película que venía en el DVD que alquilaste en la videoteca, ni hacer copias de un CD con copyright para distribuirlo gratuitamente, ni fotocopiar un libro.
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