C&P: Cuando se enroló en el ejército, Iván Castro se fijó varias metas: saltar en paracaídas, voltear puertas a patadas y liderar soldados en combate. Las cumplió todas. Al perder la vista tras el estallido de un obús muy cerca suyo en Irak, se planteó nuevos objetivos. Más ambiciosos todavía. No se dio por satisfecho con el solo hecho de permanecer en el ejército y es hoy el único ciego que sirve en las Fuerzas Especiales, las unidades de elite que realizan osadas misiones detrás de las fuerzas enemigas.
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