El Metro de Nueva York quedó paralizado; se cayó un puente en Minneapolis; hace casi un mes estalló un gigantesco ducto subterráneo en pleno centro de Manhattan, y hace dos años fue destruida una buena parte de la ciudad de Nueva Orleáns cuando sus diques no soportaron el paso de un huracán. Al parecer, los "terroristas" no son la mayor amenaza para Estados Unidos. Estos recientes desastres no se debieron a atentados realizados por "enemigos", sino porque en el país más rico del mundo se ha dejado de invertir en infraestructura pública.
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