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La tarea del escritor es describir el mundo como es, no como gustaría a los censores

"Había un negro dormitando en un banco. Una gorda leía de pie un diario gratuito. Un ciego iba del brazo de una vieja." Ni la palabra «negro» ni «gorda» ni «ciego» ni «vieja» son por sí solas ofensivas: son rápidas descripciones. Quienes las emplean no pretenden insultar a los personajes aludidos: pintan una escena. La ofensa estaría en el tono o el añadido de adjetivos degradantes, pero hay quienes creen que estas palabras ofenden puestas por escrito. La tarea del escritor es describir el mundo como es, no como gustaría a los censores.

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