Los traductores automáticos que se ofrecen por la web a veces producen más problemas que beneficios. Se encuentran auténticas burradas como resultado de sus traducciones, incluso en anuncios de empresas que basan su negocio en ello. Este artículo recoge este problema con un par de ejemplos curiosos y plantea una reflexión en torno a si es necesario cuidar tanto el diseño y los contenidos, cuando parece que nadie lo nota.
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