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Tras el divorcio de la infanta Elena, llega el turno del Vaticano

Al ser la hija de la máxima autoridad del Estado y miembro de una monarquía católica, la decisión sobre su nulidad matrimonial corresponde en última instancia al Papa. El hecho es que su condición de divorciada no permitiría a la infanta rehacer su vida dentro de la doctrina católica. "Un posterior matrimonio civil la pondría de cara a la Iglesia en situación de concubinato, lo cual le impediría, por ejemplo, recibir la comunión", explicó un experto en derecho canónico al diario El Mundo.

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