Los siete magníficos estaba inspirada en una película japonesa: Los siete samurais; y Por un puñado de dólares era un plagio de otra cinta nipona, Yojimbo. Lo que nunca me habría imaginado es que los súbditos de Hiro Hito tenían desde hace siglos su propia versión del Código DaVinci que, por cierto, es mucho más imaginativa y divertida que el libro de Dan Brown.
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