El Gobierno municipal de UPN y PP dejó abandonadas 400.000 mascarillas en un almacén de Pamplona que finalmente han acabado caducando. El material de protección forma parte de un lote donado por el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa), dependiente del Ministerio de Salud, que fue llevado a un depósito municipal donde ahora ha aparecido con la fecha de uso recomendado superada.
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En el caso de las mascarillas, dado que según normativa deben cumplir una serie de requisitos de filtración y protección, se entiende que el deterioro de las fibras (por el paso del tiempo) que las componen pueden suponer una merma en la capacidad de protección/filtrado.
Eso no es caducar.
Ni siquiera es cierto cuando es caducidad de verdad. Para los alimentos sólo significa que ya no se puede vender, pero sí que se puede consumir si sólo han pasado unos días.