La base de estos videojuegos es ayudar en la práctica de los ejercicios de Kegel, que tienen el objetivo de mantener los músculos del suelo pélvico tonificados. Algo muy recomendable en el caso de mujeres que han tenido un bebé, o a partir de cierta edad. Los ejercicios de Kegel consiguen fortalecer esa zona realizando contracciones del músculo pubocoxígeo.
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Según la fuerza con la que aprietas, el cursor sube más o menos, y tienes que regular la fuerza para seguir las trayectorias que te pide cada pantalla.
Le dije a la comadrona que con unas monedas en vez de los puntos y un muñeco en vez del cursor ya ganaría mucho, así como unos sonidos chulos cuando tocas donde debes. Así que me alegro de que lo hayan inventado, es mucho menos aburrido.
Lo que tenía esta comadrona es una máquina conectada a un ordenador con pantalla. Las pacientes tenemos una "sonda vaginal", cada una la nuestra, que es un cacharrito (lo que te insertas en la vagina) con un cable que se conecta a la máquina. No es inalámbrico como el invento del artículo.
Cuando aprietas la sonda con los músculos esos vaginales (que yo no sabía ni que existían hasta que el parto me los dejó hechos unos zorros) la pantalla muestra una línea que va subiendo o bajando según hagas más o menos fuerza.
En función del destrozo que tuviera cada una, nos ponía distintos programas. Por ejemplo, una de las pantallas consistía en hacer la fuerza suficiente para "tocar" unos puntos que estaban a mitad de la altura de la pantalla. Otra era una línea recta horizontal, es decir, mantener una fuerza más o menos constante durante medio minuto. Otra pantalla tenía tres "montañas", o sea que había que hacer tres picos de fuerza y luego relajar.
Las pantallas se iban alternando de manera regular, con lo cual era un poco monótono y faltaba el aliciente del videojuego.
También había otra cosa con esta sonda, y es que la máquina permitía enviar "calambrazos" para estimular la musculatura. Antes de hacerlo prueban a ver qué intensidad puedes soportar y en este caso tenías pantallas en las que tenías que mantener los músculos contraídos durante el tiempo del calambrazo. Y eran calambrazos, no os creáis que era como un vibrador o que daba el más mínimo gustillo.
Al final de la sesión, el programa analizaba los datos, la fuerza que tienes, el nivel de control del músculo, etc. Y así la comadrona programaba la siguiente sesión.
Las sesiones duraban unos 20 minutos, y es verdad que al cabo del tiempo mejora el tono muscular. En mi caso, el parto me había dejado muy destrozada y por ejemplo me costaba retener la orina.
Bueno, todo este rollo para deciros que el primer día me reía yo sola imaginando una partida de Mario con el dichoso aparato. Me hubiera gustado disfrutar de esta innovación
Menos mal
Estaría bien que la información de esos juegos llegara a los servicios sanitarios