Donde vivo hay hurracas. Un día, una de ellas se estrelló contra la pared y cayó muerta en el balcón. Al día siguiente empecé a oir graznidos demasiado cerca de lo normal, abrí el balcón y unas 16 hurracas estaban en el balcón rodeando a la hurraca muerta. La tiré y volvierón a sus árboles.