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racksodian

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La generación de los niños que siempre miraban hacia abajo [29]

  1. #11 ¿Te has tomado la molestia de volver a mirar o sólo esperaste dos horas? Me ha dado por curiosear y tu comentario lleva publicado dos días.

    ¿Ese es tu nivel de paciencia y respeto? ¿Qué dirías si un niño se pone a protestar porque lleva dos horas sin poder levantarse de la silla del restaurante? Porque tú has hecho lo mismo, exiges algo a los demás que ni tu mismo eres capaz de cumplir: respeto. Así que antes de ponerte a decir que te han censurado espera un poquito que no cuesta nada, y si no tienes paciencia engánchate a la pantalla de un iPad o un móvil antes de echar la misma bilis que creías que echarían los demás y verás que rápido se te pasa el tiempo; además de que no tendríamos que haber soportado tus quejas.

    Te has comportado como dices que se comportan las personitas a las que criticas: Ay que penita doy que no hacen lo que yo quiero, voy a llorar un poco para llamar la atención y a ver si alguien me hace caso.

    Y sí estoy soltando bilis. Toda para ti.
  1. #25 Te pido disculpas si he creído que generalizabas y para nada creo que seas un monstruo, pero es una tendencia habitual en Menéame el poner por encima el bienestar de los adultos por encima del de los peques (incluso justificando hostias a tiempo). Deberas lamento haberme dejado llevar por esa creencia.

    Estoy de acuerdo en que la gran mayoría de los adultos no se sienten incordiados por los niños cuando estos se comportan dentro de lo que esos adultos entienden por portarse bien, es decir y como dices, no incordiando ni causando molestia.

    Ahora, centrémonos en los que no gustan en general, los que "se portan mal". Creo que primero habría que ver que se entiende por incordiar, porque como he dicho en otro comentario es subjetivo: a mi puede molestarme que se pasee cerca de mi mesa y a ti no. Lo que trato de explicar es que en ocasiones nos sobrepasamos con los límites del bien y del mal y un exceso de ellos puede acarrear consecuencias (igual que la ausencia de los mismos). Desde mi subjetividad, por ejemplo, no me importa que el niño se pasee entre las mesas pero sí que meta su mano en mi comida, pero en ese caso y como adulto que soy, debo ser capaz de decirle que no se debe hacer eso pero sin dramatizar ni exagerar.

    Ni los adultos ni los niños deben tener preferencia, ambos tienen el mismo derecho a entrar al restaurante; sólo trato de explicar que el respeto debe ser mutuo y si una de las dos partes se salta dicho respeto, la otra debe tener la paciencia suficiente para buscar la solución más adecuada (generalmente el adulto). Por supuesto en estos casos lo que dificulta la resolución del conflicto es la pasividad de muchos padres que permiten que se llegue a según que extremos e incluso cuando el conflicto ya ha pasado no le dicen nada al niño.

    El móvil puede usarse, claro que sí, el problema es cuando ves que casi todos los niños están abducidos en el restaurante, o cuando ves cada fin de semana a ese niño de tres años enganchado al móvil mientras sus padres comen tranquilamente. Es un recurso efectivo pero que se ha de usar de manera excepcional.

    No sé de que plumero hablas, he ido de cara en todo momento y no he dicho que no tenga hijos (que los tengo). Sí te ha parecido que trataba de ocultarlo lo siento, pero para nada. Y claro que sí, protegeré el nido porque es lo más valioso que tengo; pero si un día en un restaurante le muerde el tobillo a #3, le explicaré que eso no debe hacerse y me preocuparé de que no vuelva a ocurrir.

    :-D
  1. #16 En mi comentario he dejado claro que hay momentos y lugares. Y también he expuesto que debe haber límites. No sé si me has leído en diagonal o que, tal vez me he explicado mal.

    Lo que sí defiendo es que no se han de poner límites desorbitados a levantarse de la mesa o reírse más alto de lo normal (que son los casos que expone el artículo, nada de mordeduras en tobillos ni tampoco insultos o meter los dedos en la comida de otros).

    Si te sientes incordiado pues frecuenta restaurantes donde no permitan niños o usa tu casa, que seguro que también tienes una. Te aseguro que el niño no ha escogido cenar en el mismo sitio que tú como tampoco incordiarte de manera consciente. Lo que para ti es molesto puede no serlo para el de la mesa de al lado, es algo subjetivo. A mi me molestaría la mordedura en el tobillo o que metiera la mano en mi plato, pero sería lo bastante adulto como para explicarle al niño (con modales) que lo que ha hecho no me ha gustado y porqué, a la vez que lanzaría una mirada a sus padres para que me echaran un cable ya que ellos son los encargados de decirle lo que le he dicho yo, e incluso tendrían que haber previsto la situación.

    Por supuesto que el límite es hasta donde el desconocido te deje y no he dicho lo contrario. Sólo digo que el adulto es el que ha de comportarse como tal, nada más, y si desea que el niño sea educado pues que le exponga el problema con educación.

    Tampoco yo tengo porque aguantar a adultos riéndome en la oreja o borrachos en un restaurante cantando a grito pelao, o adultos que nada más entrar con un niño ya te ponen caras y te juzgan a ti y al crío.

    Sobre lo último... repito, no he hablado de cero límites, he hablado de límites desproporcionados. Y por supuesto, la ausencia total de límites es altamente perjudicial.

    Por cierto #0, ¡buen envío!
  1. #12 Aunque has dicho que ss trolleo y no sé si lo dices en serio, voy a responderte como si lo fuera:

    Como miembro de dicha plataforma deberías saber que un niño no incordia, si no que es el adulto el que se siente incordiado haciendo gala de su falta de paciencia e intolerancia hacia uno de los grupos más débiles de esta sociedad.

    1) En espacios comunes el adulto (tanto el afectado como el progenitor) debería ser consciente de que la curiosidad se ha de fomentar y no coartar. Estos adultos deberían saber llevar la situación a buen término para que ambas partes queden satisfechas sin perjudicarse. Evidentemente hay límites (morder tobillos no se debe permitir, #3 sabrá sobre ello ya que parece que lo ha visto más de una vez).

    2) Los niños, especialmente en esas edades que se comentan en el artículo, no se portan ni bien ni mal. Actúan por curiosidad científica no por moral; está claro que se les ha de explicar que se debe y que no se debe hacer en cada espacio y situación (no es lo mismo un restaurante que un McDonalds, ni es lo mismo un restaurante o un McDonalds que el salón de tu casa) pero definir sus acciones como buenas o malas a tan temprana edad es uja equivocación y además no funciona. La clave está en el se debe o no debe y porqué se debe y porqué no se debe hacer.

    3) Lee sobre dictadores, maltratadores, abusones, caprichosos... Y descubrirás algo fascinante. La gran mayoría fueron educados con límites excesivos.

menéame