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Un bolso en lugar de un presidente [46]

  1. Se va como ha gobernado: siendo un cobarde. Eso que sus palmeros llamaban "manejo magistral de los tiempos", que es una forma de decir "no hacer nada y dejar que los problemas se resuelvan solos, ha acabado siendo su ruina.

    Rajoy tuvo más poder que nadie en España desde la muerte de Franco. Tuvo mayoría absoluta, gobernaba la mayoría de las autonomías y prácticamente todos los ayuntamientos importantes. Manejaba el partido con más militantes y más presencia en toda España con control total. Los poderes económicos le apoyaban, igual que los líderes de otros países europeos. Controlaba los medios de comunicación públicos, las subvenciones a los medios privados y consiguió que los conglomerados televisivos y PRISA le debieran grandes favores.

    Podía haber hecho reformas liberales para agradar a sus votantes, bajar impuestos a los autónomos, facilitar la creación y la operativa de las empresas, pero prefirió limitarse a hacer lo que le mandaban en Europa: subir impuestos, recortar pocos gastos y una reforma laboral que no contentó a nadie.

    Podía haber plantado la batalla ideológica cuando apareció el 15M y contra las leyes que le dejó Zapatero, pero decidió que, como decía Franco, era mejor "no meterse en política" y limitarse a "la economía"

    Podía haber abordado el problema de las autonomías, bien para dialogar o bien para aprovechar su poder para machacarles (como hubieran querido sus votantes), pero prefirió dejar que todo se fuera pudriendo, que la división entre catalanes fuera cada vez mayor.

    Podía haber regenerado el partido cuando saltaron los escándalos de corrupción, aunque solo fuera de cara a la galería, sacrificar peones, pero prefirió enrocarse, negar todas las evidencias y hablar de "casos aislados".

    No se quiso enterar cuando perdió millones de votantes tras esa mayoría absoluta, ni cuando el PP perdió autonomías y ayuntamientos. No se quiso dar por aludido cuando los casos de corrupción aparecían por docenas. Se puso una venda en los ojos cuando en Cataluña decidieron que era el momento de echar el órdago del referendum hasta que no le quedó más remedio que actuar, y aun así hizo lo mínimo para volver a convocar elecciones y quitarse el problema de encima cuanto antes.

    Y ahora, como gran acto de cobardía final, se encierra en un restaurante durante horas y deja que el bolso y sus "portavozas" den la cara por él.

    Como metáfora de lo que ha sido Rajoy hay que reconocer que el bolso guardando el sitio al ausente es perfecta.

menéame