Aún recuerdo que la fui a ver el día del estreno, en pleno centro de Barcelona, en la primera sesión. Éramos siete personas en todo el cine. Siete. Aún doy gracias por ello.
Se dará cuenta alguien en algún momento de que estamos hablando de pa-ti-ne-tes y bi-ci-cle-tas? Que son poco más que un juguete y que en la sociedad actual, tal y como está montada, no es viable que circulen por la vía pública como medio de transporte?
O igual se han dado cuenta pero (punto uno) no se atreven a pegarse un tiro electoral en el pie y (punto dos) es más barato que montar una buena red de transporte público. Por no olvidar lo bien que quedan algunos brindis al sol ecológicos y sostenibles.
#3 Pero llega semana santa y ni una habitación libre, ni una mesa libre, las carreteras colapsadas... Y claro, después que si un pote de lentejas ha subido 10 céntimos, qué escandalo! Dónde vamos a llegar!
El Ajuntament de Barcelona sí que es un monumento a la mediocridad, sí. Uno de esos que dejarán una huella (la peor) en la ciudad cuando nadie se acuerde ya de ellos.