Fragmento: Las sirenas de Titán, Kurt Vonnegut (1959)

"Beatrice tenía una cara, e interesante. Se podía decir que parecía un guerrero indio de grandes dientes, pero habría que admitir que era una maravilla. Su cara, como la de Malachi Constant, pertenecía a cierto tipo, era una variante que hacía pensar al que miraba: sí, esta podría ser otra forma de belleza. Lo que Beatrice había hecho con su cara era en realidad lo que cualquier muchacha común puede hacer. La había cubierto de dignidad, sufrimiento, inteligencia y un toque picante de puterío."