Por primera vez, astrónomos han detectado nubes ondulantes de frío gas grumoso hacia un agujero negro, en el centro de un cúmulo masivo de galaxias. Las nubes están viajando a velocidades de hasta 355 kilómetros por segundo y pueden estar a tan sólo 150 años luz de distancia, con una certeza casi total de caer en el agujero negro, alimentando su pozo sin fondo.