Autor de una de las más famosas memorias autobiográficas de soldados del Siglo de Oro, cuya veracidad histórica se ha comprobado en buena parte. Alonso de Contreras, se trocó el orden de apellidos, pero era el mayor de los ocho hijos de Gabriel Guillén y de Juana de Roa y Contreras. Consta en su hoja de servicios (publicada por Henry Ettinghausen en 1975), que servía desde 1598, en que comenzó como soldado en Sicilia, luego fue alférez en la Armada del Mar Océano.
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Esto mismo se puede hacer extensivo a las memorias de Garibaldi, cuyo corrector de estilo fue Alejandro Dumas; o Ulysses Grant, a quien le pulió las memorias Mark Twain.
Pero vete a saber...
Y nuestro Infante cardenal caminó a Flandes con infinitas victorias, hasta que después nos vino la desdichada nueva de su infelice y temprana muerte, en tan tierna edad, en tan floridos principios, que dejó llena de luto a España y marchitadas nuestras esperanzas.
Sus memorias son una lectura muy entretenida, que contrasta grandemente con el Alatriste de Reverte. Alonso de Contreras no se preocupa de la "grandeza de España" ni la "decadencia de España" ni del "mal gobierno de España".
Alatriste es un ex soldado que está a la que salta para sobrevivir, a un paso de la indigencia. Alquila su espada como matón de mala muerte.
Una persona en esa situación se preocupa por si podrá pagar el alquiler o si… » ver todo el comentario