La introducción de la terapia antiretroviral de alta eficacia (TARGA) supuso la supervivencia para las personas infectadas con el VIH que, hasta entonces, morían en pocos años víctimas del sida. Sin embargo, a pesar de que los fármacos mantienen a raya el virus, no consiguen eliminarlo. Un estudio revela por qué el tratamiento no cura la infección. La conclusión es que el VIH, además de mantenerse en pequeñas cantidades en el organismo en los llamados reservorios del VIH, conserva también su capacidad infectiva en un pequeño porcentaje.